Camino por la ciudad y lo disfruto enormemente, lo hago por costumbre y porque creo que caminar es el primer paso para no perder piso y mantener los pies en la tierra.
Además de ser un extraordinario ejercicio, caminar me permite acomodar mis pensamientos, respirar y relajarme mientras paseo, mezclándome con los demás y siendo parte del todo que somos como sociedad.
No hay mejor y más efectiva manera de palpar el ritmo y el humor de una ciudad que caminándola, saludando a sus paseantes, escuchando los sonidos de la calle y reconociendo el terreno, fuera de las cápsulas cotidianas como la casa, el trabajo, el coche y la escuela, es decir, afuera, en contacto con los demás.
La experiencia compartida es la que enriquece el paseo, el estar consciente de que se está a pocos metros del contacto con otro brinda una emoción primaria similar a la que sentimos cuando vamos al cine, a un concierto o a algún encuentro deportivo.
Caminar la ciudad es necesario.
A diferencia de hace 30 años, hoy en día es poco común ver algún vehículo con las ventanas abajo, todos utilizan el aire acondicionado y sus equipos de sonido dejando de escuchar el tráfico; utilizar la mano y el oído para complementar nuestro manejo son hábitos olvidados mientras que los accidentes viales van en ascenso. Como si el otro no existiera o hubiera dejado de existir.
Camino desde que soy más consciente (o desde que soy un poco menos inconsciente) y desde que llegué a la edad a la que me imaginaba tener cuando era un niño: los cuarentas.
Camino como complemento del ejercicio, camino cuando paseo uno por uno a mis perros, camino y en la primera oportunidad me descalzo y siento la tierra, si es posible toco un árbol mientras pienso en todo el tiempo que he estado ausente de la madre naturaleza.
Hola, Pachamama.
Creo que este hábito es el que me ha permitido desarrollar cierta consciencia sobre el espacio público y de ser celoso de el, de mi entorno (público) inmediato, es decir, el barrio, la colonia -los lares mae-
Por eso de repente estoy transmitiendo en vivo y quejándome en las redes sociales sobre los negocios ruidosos o los vecinos cochinos, ambos temas que conllevan cierto riesgo (por el anonimato de ellos) pero que si no lo hago yo NADIE LO HACE.
Y antes de que otra cosa suceda va la relatoría: tres de cuatro de los negocios ubicados en la Calzada Colón esquina con Avenida Ocampo que son: Centro de Atención al Cliente TELCEL, AT&T y Hamburguesas La Pata Lucas tienen la mala costumbre de violar, de manera sistemática y reiterada, el REGLAMENTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE Y PROTECCION AL AMBIENTE DEL MUNICIPIO DE TORREÓN, COAHUILA, Artículos 154 y 155 en varias de sus fracciones, (así a ojo de pájaro) y digo de manera reiterada porque lo hacen desde que se establecieron ahí en diferentes fechas.
El primero fue AT&T hace mucho tiempo, meses o tal vez años, instalando una bocina afuera de su establecimiento. En aquella ocasión me quejé pero no me casé con el tema. Como se le permitió y no se le dijo nada al responsable del local su vecino y competencia TELCEL respondió escalando la guerra de bocinas al sacar la suya también, así ya teníamos en este crucero que los domingos es un paseo familiar, pues una guerra de bocinas.
Luego llegaron las hamburguesas, ellos le entraron a la competencia con deseos de aniquilar con decibeles a sus vecinos, y hasta el día de hoy y después de varios citatorios a que acudieran a la Presidencia Municipal los encargados de las burguers (que seguro están buenísimas) siguen sacando su bocina apuntándola a la vía pública violando flagrantemente el reglamento y burlándose de la autoridad, de mi y de ti que me lees y que vives en Torreón.
No hemos pedido hacerles entender que no es personal (me presenté con todos, molesto pero me presenté con mi nombre) sin embargo no hemos podido transmitirles correctamente el concepto de contaminación auditiva y creen que es un tema personal, mientras tanto la autoridad actúa pero sin dientes, con las manos atadas y sin apoyo de su misma Presidencia Municipal, el resultado es que ahora camino por ahí pero con temor.
Era de esperarse que no entendieran qué es contaminación auditiva en una ciudad cuyo paseo dominical (Paseo Colón) se encuentra dominado por una guerra de ruido que los organizadores instalan a lo largo y ancho de la Calzada y que ninguna autoridad ha tenido sesos y/o tamaños para poner en orden.
Inaudito el caso del sillón que apareció en una esquina a escasas cuadras de la Presidencia Municipal (en Abasolo y Rayón) y que no fue retirado de ahí sino hasta tres días después -porque yo lo denuncié-.
Increíble que una vecina a quien ya le llamé la atención desde mi balcón por tirar in fraganti su sucio cubrebocas en el cajete de mi árbol frutal todavía se enoje y se vaya refunfuñando ignorando que diario la vemos a ella y a sus vecinos tirando basura justo frente a nuestras cámaras.
Somos muchas y muchos que si queremos ver nuestra calle limpia y a pesar de que los recolectores de la empresa que limpia las calles hace meses ya no pasen por la nuestra (puedo probarlo) que es Privada Ignacio López Rayón entre Abasolo y Ocampo, algunas y algunos nos esforzamos por mantenerla limpia, sin fugas ni malos olores, iluminada y segura.
Así que, querida lectora, querido lector, ya lo sabes, a caminar más para recuperar nuestra ciudad, no importa si tienes miedo, camina y mantén los ojos bien abiertos, voltea y ve sobre tu hombro -los cobardes atacan por la espalda- pero no dejes de caminar, si lo haces y no te rajas muy pronto seremos muchos más quienes recuperaremos el espacio público de nuestra ciudad.