Suena “Perdida en el fuego” mientras sus grandes ojos te observan, ambos recostados en tu breve cama, un rayo de luz atraviesa uno de sus prismas que refracta su luz sagrada transformandote en un monje en la oscuridad, adorandole a ella como a todas las brujas del mundo.
El tiempo se tensa y se rompe dejándote como regalo ese recuerdo al que podrás acceder a voluntad, su olor y sus pensamientos, esondidos trás la mirada volatil, feroz, acechante de aquella mujer eterna.
Los Espíritus repiten la rola una y otra vez, la letra quema el aire y tu estás en ese presente que no es ni será, otra vez, haciéndote suyo, haciéndote de ella.
Ausente de ti…
ahh…perdida en el fuego…
Respiran al mismo tiempo mientras se ven, recostados, de frente, se aspiran el alma de suspiros y sobresaltos del corazón mientras se acaban, consumiendo.
Tu embrujo perdura en las frías esquinas de la memoria,
(un castillo de naipes)
que se quiebra lentamente recordando el eterno loop de tu hechizo.