Los medios de comunicación tradicionales (radio, periódico, televisión) que saben qué es y cómo funciona la microsegmentación de los públicos se habrán dado cuenta que hoy ningún medio de comunicación es masivo, ese medio, simplemente ha logrado (o no) identificar, filtrar, mantener y consolidar a su público.
Déjame te explico: en el año 2000 Joaquín López-Doriga era uno de los tres periodistas más vistos, leídos y escuchados en un México de 101 millones de personas, un país cuya población dedicaba en promedio 3.5 horas a la TV y los medios de cobertura nacional se podían contar con los dedos de las manos, hoy Joaquín López-Doriga es retuiteado por no más de 300 fieles seguidores (basado en el número de likes y retweets combinados de un muestreo aleatorio de sus publicaciones) sus tweets de mayor alcance no superan los 10,000 a pesar de su número total de seguidores que es de 7´668,493, en Facebook cuenta con 1`580,015 Likes y 1´872´877 seguidores, sin embargo sus publicaciones no superan las 1500 reacciones y los 200 compartidos, en Instagram cuenta con 434 mil seguidores pero sus publicaciones no superan los 1500 likes (sin mencionar que tanto Facebook como Instagram carecen de historias que cuentan la narrativa diaria, entretienen y venden) todo esto sin contar los 121,000 suscriptores en Youtube, su canal de Telegram con 9,171 suscriptores y sus dos podcasts en Spotify y considerando que el manejo de sus redes es aceptable (sería mejor si utilizara stories) Don Joaquín López-Doriga sigue siendo relevante pero para un público promedio diario que no alcanza las 20,000 personas en un país de 135 millones de habitantes.
¿Capice?
Los medios se multiplicaron exponencialmente, los hábitos de consumo de contenidos cambiaron (ahora dedicamos más de 8 horas diarias a la actividad en pantalla, cuando vemos la TV lo hacemos combinándolo con nuestros dispositivos) nos informamos por múltiples canales, nuestros dispositivos, -conectados siempre a la red- nos ofrecen productos, planes y destinos que nos encantan porque los algoritmos están cada vez más personalizados, si no estamos viendo en nuestras redes sociales esa Cheyenne famosa por el comercial del niño con su papá es porque el algoritmo que se alimenta de la combinación de nuestros datos biométricos y de consumo ha concluído que NO SOMOS el mercado para adquirir dicha Cheyenne…Apá.
Es decir: las reglas cambiaron, ahora, en la era de transparencia ganan más quienes comparten más, quienes muestran más, de manera pornográfica según Byung Chul-Han, entrando hasta las tripas, hablando sin censura y creando sinergia, permitir a las cámaras grabar tecnologías limpias en Islandia con Zac Efron hace risible la negativa de empresas nacionales a grabar un triste video institucional, no se trata de lo que haces ni de la tecnología que te permite hacerlo (todo está en la red) sino de CÓMO LO HACES.
¿Lo disfrutas? ¿Lo haces bien? ¿me oyes? ¿me escuchas? ¿me sientes? jajajajaja
Las costumbres de antes limitan, constriñen y no permiten fluir, lo de ahora es conectar y compartir, por ello los formatos deben modificarse, adaptarse a la realidad: hoy todos somos potenciales creadores de contenido, emisores de noticias y generadores de opinión, son los medios y sus protagonistas los que deben adaptarse y sumarse entre todos para no ser olvidados por el maremagnum del big data.
Podría afirmarse que la palabra hablada en internet y precisamente los podcasts son el último reducto libre de censura en la red, las redes visuales y audiovisuales se encuentran bajo un constante escrutinio pero los podcasts aún no debido a su complejidad, para explicarlo un ejemplo simple: en los controles parentales de video de los dispositivos de tus hijos puedes establecer la clasificación de los programas o películas que ellos ven dependiendo de su edad pero en los contenidos de audio como podcasts o música en Spotify o eres mayor de edad o eres menor, es decir, si no tienes establecidas restricciones para tus hijos menores de edad nada les impedirá escuchar a Grupo Marrano.
¿Qué es un podcast? según la menospreciada pero siempre práctica wikipedia un podcast es tanto una acción como un producto multimedia, veamos:
“El podcasting o podcast consiste en la distribución de archivos multimedia (normalmente audio que suelen ser de larga duración, que pueden incluir texto como subtítulos y notas) mediante un sistema de redifusión, que un usuario puede descargar para copiar y escuchar en un dispositivo personal posteriormente a su difusión original y que permite opcionalmente suscribirse.”
El podcasting de audio se ha puesto de moda y debido a que el término se deriva de la unión de las palabras iPod y broadcasting, Apple es la plataforma líder en el mundo de los podcasts, sin embargo en México la app de audio que predomina es Spotify (pero eso es harina de otro costal).
Por todo lo anterior considero que AJUSTE DE TIEMPO es una alternativa interesante porque grabamos todo, tanto lo que se transmite al aire como lo que seguimos platicando durante las rolas y los cortes comerciales del mismo, lo que convierte al producto en un híbrido que ofrece la sensación de un programa de radio por frecuencia modulada como de lo que se dice sin censura fuera del aire como si estuvieras en cabina.
Y como la otredad siempre es nutritiva trato de invitar a personajes interesantes sin importarme si su relevancia es local o internacional, su idioma, pertenencia a un partido político o a una casa emisora de noticias considerada erroneamente en estos tiempos como competencia.
La competencia, en un mundo microsegmentado, no existe, lo que existe es la sinergia entre todos para unificar voces, segmentos y trascender públicos y mercados, sólo las mentes cuyas visiones atiendan a la nueva realidad global se verán beneficiadas por la abundancia de oportunidades que la neuroplasticidad y la apertura a los nuevos tiempos nos ofrecen.