Los errores más comunes que los políticos mexicanos siguen cometiendo en las redes sociales.


Hace falta que los políticos mexicanos entiendan que «el medio es el mensaje» y que por esta razón no basta con que se suelten tomando fotos a diestra y siniestra publicándolas de inmediato en su Facebook, en su Instagram o su Twitter sin un hilo conductor, sin continuidad y lo más grave: sin un objetivo definido y claro.

Es un error que los políticos asuman el control absoluto sobre sus redes y dicten los contenidos estableciendo tiempos y frecuencias de publicación sobretodo si cuentan con el apoyo de profesionales en estrategia política y social media.

Es incorrecto y anticuado creer que las redes sociales son materia de la jurásica área de Comunicación Social, craso error que cometen quienes no han entendido que el monopolio de la comunicación se desmoronó con el surgimiento del social media que debe analizarse a través de minería de datos para así actuar en consecuencia.

Es un error divorciarse del equipo de redes sociales en tiempos no electorales. Muchos políticos creen que el manejo de las redes sociales solamente sirve para hacer campaña y olvidan que representan una herramienta muy valiosa para gestión, apoyo, información y gobernanza.

No hay nada más lamentable que ser testigo del envejecimiento de una cuenta. Una cuenta envejece cuando se repite, cuando no encuentra narrativa, cuando es carente de objetivo y simplemente aburre, cansa y se queda atrás de las tendencias digitales que cambian aproximadamente cada dos semanas de manera sutil y cada dos meses implementando nuevas herramientas, funciones y/o contenidos.

Ser estratega digital no es lo mismo que ser Community Manager, el primero analiza y propone, el segundo ejecuta. En México la figura del estratega digital ha recaído en los «asesores» políticos; asesores políticos hay muchos, estrategas digitales también, asesores políticos que sepan de estrategia digital y viceversa somos pocos.

Manejar sus redes personalmente «mientras no estoy en campaña». Esto es de lo más común y podría afirmar sin temor a equivocarme que es la fórmula perfecta para pasar rápidamente al ostracismo, a ser anodino e inexistente.

No saber absolutamente nada de ciencia y tecnología en la antesala de la tecnología 5G y en el entorno geopolítico mas complejo en la historia de la humanidad debido a estas dos áreas del conocimiento.

Aplicar la filosofía del «bomberazo» que no deja espacio a la planeación, al diseño y la prospección de los diversos escenarios políticos. No hay error más grave que ser reactivo en redes sociales en vez de tomar un tiempo refractario que nos permita analizar y planificar el curso de las acciones a tomar.

Abusar de las selfies, sobretodo si están comiendo, eso es taaan 2018…

No tener cuentas en las diversas redes sociales es equivalente a no existir, para quienes tengan aspiraciones políticas empezar desde hoy será mucho más complejo, difícil y tardado que para quien lleva años de trabajo digital continuo, ordenado y con objetivo.

Un error común es la falta de comunicación entre el político y el estratega o el equipo digital; contar con una agenda y un calendario permite planear, tener comunicación periódica de calidad permite hacer ajustes en la estrategia en tiempo real.

No transmitir en vivo o abusar de dichas transmisiones es casi lo mismo, por un lado la cuenta no aprovecha una herramienta que sigue convirtiendo al video en el rey del contenido y por otro la saturación a través de múltiples mensajes desvanecen dicho contenido restando contundencia al mensaje.

y ya por último

No pagar por lo trabajado.

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