Ciudad a Medias


 Por: Juan Eusebio Valdez Villalobos

Al voltear y ver la ciudad, se puede apreciar los monumentos a la mediocridad, claro, entendiendo esto como las cosas que se quedan en medio, o sea, a medias. Conducir con el sol de frente, cegándote, sintiendo el asiento caliente en tus nalgas y sin refri, es la rutina que se vive en mi Ford Ka colorado. Que últimamente le encanta darle mordidas a mi billetera. Hechos que hacen que mi ansiedad quiera salir dando putazos como en un concierto de eska

Estar sobre el asfalto lleno de pozos, de carreteras desprendidas como los pellejos del pollo rostizado, es lo que se topan las llantas de mi cochecito a diario. Frenar, girar a la derecha, seguir, ahora conducir de ladito para que la barda que esta frente de mí no se chingue los amortiguadores, seguir de nuevo por él peri.  Después de tanta maniobra circense, ahora, aparece otro puente a medias. Bello Torres.

En el camino aparece la escultura más fea que he visto. Un arco amarillo, que dicen que es una puerta. El amarillo brilla en un gacho resplandecer. Al seguir saltando bordos, entro a Gomitoz. Después de ver el monumento a la fealdad, ahora me topo de frente con la personificación a la ineficacia, un retén. Entorpecedor del tráfico y acelerador de mi corazón. “No quiero que me paren y vean los cadáveres que tengo en la cajuela” Es el pensamiento que me cruza, cuando me ha tocado que revisen la cajuela del horno que es mi carro.

Las ciudades a medias se abren ante mí. Carreteras, puentes, banquetas, semáforos, desniveles, leyes, derechos, seguridad, a medio terminar. Todo el año hay construcciones a la micha. Las ciudades laguneras son reflejo de una mentalidad parca y una visión opacada por ideas que nos persiguen desde siempre. Las carreteras llenas de pozos son las vías a un caminar lento y pasmoso a una madurez como sociedad, que no llega, porque el camino siempre necesita ser reparado y nadie le gusta caminar sobre la porquería. Todo es mejor peladito y en la boca.

Pinche sol me caga al manejar, pero me caga más la gente que va  por la vida pregonando que tiene la solución de todo esto, con sus ideologías ancestrales, con ideas mesiánicas, o con su eterna nostalgia de un mundo mejor. Gente que nos alerta de ese futuro lleno de cataclismos, donde el apocalipsis va ser que el ser humano sea solo una pequeña línea en el libro de la vida, que cursi frase, así como las soluciones mágicas que pregonan esos de los que hablo.

Gente que se compara con artistas, o con semidioses, que prometen que si los sigues no habrá que buscar el cielo, porque ellos con sus ideas “originales” van a salvar el mundo. Un mundo lleno de cachorros y gente bonita en bicicleta. Bonitos y perfectos con dieta vegana, intelectuales que pasean por las calles de paseos culturales, gente que no se emborracha sino que degusta y sublima el alcohol. Gente que predica su visión parca. Rebeldes en la fantasía. Esnobs en la realidad.

Mamadores y mamadoras de culturas extranjeras, almas sin esencia que se pasean por las carreteras menos pozudas de la ciudad. Señoritos y señoritas consientes que dejaron de soñar con Nueva llork y Londres. Porque ahora hay bulevares y calles llenas de luces como esas ciudades cosmopolitas. Donde la mamoneria fluye como el alcohol los domingos en el TSM.

Ya les dije que me caga el sol, pero neta después de aguantar al astro y a la gente mamona por 28 años. He de reconocer que en la laguna tiene los mejores atardeceres y cielos azules de donde me ha tocado ver, que la neta han sido pocos lugares. Cielitos que hacen que mis constantes viajes en las tres ciudades, sean un poco agradables y un poco menos cagados. Hasta me olvido por un momento del calor.

-Si te caga esto bato, pues píntale a la verga- Me digo a mi mismo al cruzar por la plaza de armas gomezpalatina, donde pachucos y cabareteras arrugados arman un fiestón, al ladito del quiosco.

-Por eso me quedo cabron- me respondo fuerte- porque a pesar de algunos ogetes que me cagan, también me he topada raza que si le preocupa que su gente crezca, a pesar de las ideas cortadas que se ven proyectadas en las calles, por eso y porque esos batos me recuerdan que a pesar de estar parado en una calle cacariza y con el sol de frente, sé que el cielo sigue estando chingon y que al final del día a pesar de la friega diaria, el atardecer sigue regalando finales y principios  multicolores, por eso y porque las morras están chidas , me quedo- Me convenzo antes de llegar a la casa de mis jefes, en este domingo de fucho y un calorón. Venga Santos

 

Al voltear y ver la ciudad, se puede apreciar los monumentos a la mediocridad, claro, entendiendo esto como las cosas que se quedan en medio, o sea, a medias. Conducir con el sol de frente, cegándote, sintiendo el asiento caliente en tus nalgas y sin refri, es la rutina que se vive en mi Ford Ka colorado. Que últimamente le encanta darle mordidas a mi billetera. Hechos que hacen que mi ansiedad quiera salir dando putazos como en un concierto de eska

Estar sobre el asfalto lleno de pozos, de carreteras desprendidas como los pellejos del pollo rostizado, es lo que se topan las llantas de mi cochecito a diario. Frenar, girar a la derecha, seguir, ahora conducir de ladito para que la barda que esta frente de mí no se chingue los amortiguadores, seguir de nuevo por él peri.  Después de tanta maniobra circense, ahora, aparece otro puente a medias. Bello Torres.

En el camino aparece la escultura más fea que he visto. Un arco amarillo, que dicen que es una puerta. El amarillo brilla en un gacho resplandecer. Al seguir saltando bordos, entro a Gomitoz. Después de ver el monumento a la fealdad, ahora me topo de frente con la personificación a la ineficacia, un retén. Entorpecedor del tráfico y acelerador de mi corazón. “No quiero que me paren y vean los cadáveres que tengo en la cajuela” Es el pensamiento que me cruza, cuando me ha tocado que revisen la cajuela del horno que es mi carro.

Las ciudades a medias se abren ante mí. Carreteras, puentes, banquetas, semáforos, desniveles, leyes, derechos, seguridad, a medio terminar. Todo el año hay construcciones a la micha. Las ciudades laguneras son reflejo de una mentalidad parca y una visión opacada por ideas que nos persiguen desde siempre. Las carreteras llenas de pozos son las vías a un caminar lento y pasmoso a una madurez como sociedad, que no llega, porque el camino siempre necesita ser reparado y nadie le gusta caminar sobre la porquería. Todo es mejor peladito y en la boca.

Pinche sol me caga al manejar, pero me caga más la gente que va  por la vida pregonando que tiene la solución de todo esto, con sus ideologías ancestrales, con ideas mesiánicas, o con su eterna nostalgia de un mundo mejor. Gente que nos alerta de ese futuro lleno de cataclismos, donde el apocalipsis va ser que el ser humano sea solo una pequeña línea en el libro de la vida, que cursi frase, así como las soluciones mágicas que pregonan esos de los que hablo.

Gente que se compara con artistas, o con semidioses, que prometen que si los sigues no habrá que buscar el cielo, porque ellos con sus ideas “originales” van a salvar el mundo. Un mundo lleno de cachorros y gente bonita en bicicleta. Bonitos y perfectos con dieta vegana, intelectuales que pasean por las calles de paseos culturales, gente que no se emborracha sino que degusta y sublima el alcohol. Gente que predica su visión parca. Rebeldes en la fantasía. Esnobs en la realidad.

Mamadores y mamadoras de culturas extranjeras, almas sin esencia que se pasean por las carreteras menos pozudas de la ciudad. Señoritos y señoritas consientes que dejaron de soñar con Nueva llork y Londres. Porque ahora hay bulevares y calles llenas de luces como esas ciudades cosmopolitas. Donde la mamoneria fluye como el alcohol los domingos en el TSM.

Ya les dije que me caga el sol, pero neta después de aguantar al astro y a la gente mamona por 28 años. He de reconocer que en la laguna tiene los mejores atardeceres y cielos azules de donde me ha tocado ver, que la neta han sido pocos lugares. Cielitos que hacen que mis constantes viajes en las tres ciudades, sean un poco agradables y un poco menos cagados. Hasta me olvido por un momento del calor.

-Si te caga esto bato, pues píntale a la verga- Me digo a mi mismo al cruzar por la plaza de armas gomezpalatina, donde pachucos y cabareteras arrugados arman un fiestón, al ladito del quiosco.

-Por eso me quedo cabron- me respondo fuerte- porque a pesar de algunos ogetes que me cagan, también me he topada raza que si le preocupa que su gente crezca, a pesar de las ideas cortadas que se ven proyectadas en las calles, por eso y porque esos batos me recuerdan que a pesar de estar parado en una calle cacariza y con el sol de frente, sé que el cielo sigue estando chingon y que al final del día a pesar de la friega diaria, el atardecer sigue regalando finales y principios  multicolores, por eso y porque las morras están chidas , me quedo- Me convenzo antes de llegar a la casa de mis jefes, en este domingo de fucho y un calorón. Venga Santos

3 comentarios sobre “Ciudad a Medias

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